El miércoles se cumplirian doce años desde que Ulises murió. Su hermano siempre iba, cuando podía, al edificio donde Ulises decidió quitarse la vida después de secuestrar a catorce personas por seis horas, él creía que así podrìa llegar a comprender por que lo hizo.Esa tarde, hace casi doce años, Iván se sorprendió al ver a Ulises, su hermano, muerto en las noticias de las seis. Al pasar algunos meses y poder procesar todo lo ocurrido, Iván sintió envidia de las catorce personas que su hermano eligió para pasar sus últimos momentos.Sin embargo, Iván pudo progresar sin su hermano. Se casó con la mujer con la que hoy comparte dos hijos, de los cuales el mayor, Julio, es su preferido aunque él no lo quiera admitir. Ivan se recibió siendo el primero de su clase de ingeniería, a la corta edad de 21 años debido a su facilidad de estudio. Tras recibirse, se empleó en la prestigiosa empresa responsable por la construcción del edificio donde su hermano, inexplicablemente, cesó su existencia.Regresó a su casa, después de incontables horas frente al edificio donde se empleó, sus hijos y su esposa estaban dormidos. Me dormí al lado de mi esposa, me imaginé una vida con mi hermano y me di cuenta que daría mi título en ingeniería, a mis hijos y a la persona que está ahora al lado mío, solo por poder preguntarle: ¿Por qué decidiste dejar de ser mi hermano?
El joven ingeniero comenzó su nuevo día, desayunó tostadas con café, que su hijo, Julio, de ocho años, ayudó a preparar. Me puse mi saco, ese que siempre uso en el trabajo, pensé en todas las cosas que tenía que hacer, saludar a mi secretaria, Sofía, tomar un segundo café y analizar los planos, esos que tenía que entregar el jueves próximo. Odié cada minuto de tiempo libre, me ponía a pensar en lo que en realidad me pasaba.
Me fui temprano del trabajo mi cabeza me estaba quemando, mis axilas húmedas lo delataban; algo no estaba bien conmigo¿Hace cuánto que no me enfermaba? Me di cuenta que no tenía recuerdo de ninguna enfermedad, incluso de joven. Ahí fue cuando lo ví, era Ulises. Lo tomé del hombro. Estoy seguro de haberlo visto en la calle, pero no recuerdo como llegué al subte. Se dió vuelta, y de repente estaba, agitado, abriendo la puerta de mi casa.
Tenía miedo de girar el frío picaporte de invierno ¿Estaba en la casa correcta?¿Qué pasó con Ulises? Una cálida brisa de verano rozó mi mejilla, la casa era la misma, pero las paredes eran grises y maltratadas, la alfombra que solía cubrir todo el piso estaba deshilachada. La familia de Iván fue reemplazada por varios colchones con personas durmiendo en los rincones de su casa, y su traje cambió a un pedazo de tela deshecha por los años.
Iván trató de dormirse para tratar de volver a soñar lo que creía era un sueño, la histeria se apoderó de él, su mejillas estaban mojadas. De pronto, sin dormirse, volvió a ser un exitoso y joven ingeniero, estaba viendo una película con sus dos hijos y su mujer.
El joven ingeniero comenzó su nuevo día, desayunó tostadas con café, que su hijo, Julio, de ocho años, ayudó a preparar. Me puse mi saco, ese que siempre uso en el trabajo, pensé en todas las cosas que tenía que hacer, saludar a mi secretaria, Sofía, tomar un segundo café y analizar los planos, esos que tenía que entregar el jueves próximo. Odié cada minuto de tiempo libre, me ponía a pensar en lo que en realidad me pasaba.
Me fui temprano del trabajo mi cabeza me estaba quemando, mis axilas húmedas lo delataban; algo no estaba bien conmigo¿Hace cuánto que no me enfermaba? Me di cuenta que no tenía recuerdo de ninguna enfermedad, incluso de joven. Ahí fue cuando lo ví, era Ulises. Lo tomé del hombro. Estoy seguro de haberlo visto en la calle, pero no recuerdo como llegué al subte. Se dió vuelta, y de repente estaba, agitado, abriendo la puerta de mi casa.
Tenía miedo de girar el frío picaporte de invierno ¿Estaba en la casa correcta?¿Qué pasó con Ulises? Una cálida brisa de verano rozó mi mejilla, la casa era la misma, pero las paredes eran grises y maltratadas, la alfombra que solía cubrir todo el piso estaba deshilachada. La familia de Iván fue reemplazada por varios colchones con personas durmiendo en los rincones de su casa, y su traje cambió a un pedazo de tela deshecha por los años.
Iván trató de dormirse para tratar de volver a soñar lo que creía era un sueño, la histeria se apoderó de él, su mejillas estaban mojadas. De pronto, sin dormirse, volvió a ser un exitoso y joven ingeniero, estaba viendo una película con sus dos hijos y su mujer.
Valoro la intención de jugar con las perspectivas, pero realmente el texto es confuso.
ResponderEliminarEl final, con el recurso del sueño o la película es un poco trillado...
Fijate en los comentarios que hicieron tus compañeros en el blog de Joaquín.
Muy buen juego de palabras, buenas descripciones visuales. La historia esta buena pero hay algunos momentos que me hacen acordar a las películas de Nicolas Cage (difícil entender la situación). En cuanto a la forma de narrar, esta sobresaliente.
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