miércoles, 12 de agosto de 2015

¿Cuánto tomamos y cuanto tardaría el planeta en producirlo?

La huella ecológica es, a grandes rasgos, una especie de balanza de pagos. Como en la balanza de pagos, es un cálculo entre la demanda y la oferta de distintos "productos". Más concretamente, es la diferencia entre cuanto y que pedimos del medio ambiente y cuanto costaría, en tiempo y tierra, reponer estos recursos. Actualmente el indicador de la huella ecológica global es un tanto desalentadora, la biocapacidad del planeta es alrededor de 1,8 hectáreas por habitante, sin embargo lo que se necesitaría para satisfacer las "necesidades" es 2,7 hectáreas por cada persona. Lo que nos da 0,9 hectáreas por cada uno de los 6 billones de habitantes de déficit, que se traduce a la insustentabilidad de nuestras actividades.

Hacer obsoletos los productos adrede aumenta, innecesariamente, los residuos arrojados por las personas comunes, aumentando nuestro indicador de huella ecológica.

Al vivir en una sociedad donde se debe comprar desmedidamente y donde un producto nuevo es necesariamente mejor a sus antecesores, aumenta nuestra huella ecológica.

La reducción huella ecológica y la forma de vida que vivimos no es necesariamente incompatible. Mediante el empleo de nuevos materiales se mitigaría nuestro impacto ambiental.

La reducción de nuestra huella ecológica esta íntimamente ligada con nuestro desarrollo sustentable, al haber desbordado la capacidad del planeta de devolver lo utilizado, impedimos nuestro desarrollo a largo plazo

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